Tauromaquia: Cultura y arte vs sadismo y maltrato animal

Hace unos meses, navegando por la red, me encontré con un evento de Facebook llamado “Un millón de firmas para prohibir la corrida de toros en el mundo”. Lo que llamó mi atención en este tema, no fue el activismo, si no los comentarios que se hacen en dicha página, tanto a favor como en contra.  

Y es que sin duda alguna existe una polémica en cuanto a este tema, tocando los derechos animales, la cultura el arte, el maltrato animal entre otras cosas. Pero bien, ¿qué tanto están en lo cierto los pro tauromaquia vs los contra  tauromaquia? ¿Alguno de los bandos está en lo correcto? ¿O qué es lo correcto en temas de esta índole?

Para responder a todas estas preguntas, habría que hacer un breve repaso por la historia de lo que actualmente conocemos como tauromaquia.

Para empezar hay que señalar que la tauromaquia comprende en sí  misma, la crianza de la especie bovina, el conocimiento de los toros, la preparación de los vestuarios para los participantes y su promoción publicitaria. Con esta breve pero concisa explicación me remitiré a explicarles un poco más de esta actividad que es milenaria.

La tauromaquia se remonta a la edad de bronce en la Grecia antigua, ahí por el año 4000 a.C. De hecho en la antigua Roma,  se presentaban espectáculos con una raza de toros ya extinta, Uros, en los que los hijos de las familias nobles demostraban sus  dotes como cazadores. También eran utilizados como parte de las ejecuciones en contra de  cristianos y  como muchos otros animales, eran enfrentados contra gladiadores.

Ya para la edad media se empiezan a practicar el lanceo taurino. Estos espectáculos se presentaban en plazas públicas y lugares abiertos como parte de celebraciones de victorias bélicas, patronímicos y fiestas. Se cree que los moros de España fueron los primeros en utilizar sus capas como instrumento de distracción durante la práctica de alancear a las reses. 

A partir del siglo XVII comienzan a surgir nombres entre los toreros de a pie, por su estilo y valor, además de la simpatía que a estos se les tenía por ser parte del mismo pueblo y no de la nobleza, siendo solicitados por el público para presentarse como evento principal. Es en el siglo XVIII cuando la práctica taurina adopta la forma que hoy conocemos.

En la actualidad, la actividad más conocida de la tauromaquia es la corrida de toros; existen dos tipos de corridas de toros; de toreros a pie y de toreros a caballo (de rejones o rejoneadores).

Normalmente, una corrida se desarrolla en tres partes, llamadas tercios, en las cuales el toro es lidiado respectivamente por los picadores, montan un caballo protegido por un peto, utilizan una vara con una puya para preparar al toro para el tercio de muleta; los banderilleros,  se encargan del auxilio al matador, “trabajan” y adornan al toro colocando pares de banderillas (generalmente son tres pares); y el último tercio, y el más importante (en la práctica)  el de muerte, en el que el torero lidia al toro manejando la muleta y el “ayudado” (espada de madera o de aluminio), que sostiene con la mano derecha. El torero mide la distancia del toro, lo que en la práctica de la tauromaquia  se denomina “terreno”, para empezar a ejecutar correctamente su faena, hasta empezar a meterle la cabeza en cada suerte o engaño; después coloca al toro con los las patas delanteras parejas, para que se abra y no pinche en hueso; eso es para asegurar la estocada, y, si es correcta, a petición del presidente y el público asistente, se cortan los trofeos.

Luego de esta breve introducción ayudado por Wikipedia, mis conocimientos y un poco de  datos aportados por algunos aficionados a esto. Me permito contestar las preguntas que hice al principio.

En una primera instancia no me siento con la prudencia de contestar quien tiene la razón y quien no, debemos recordar que somos seres humanos sumergidos en una estructura que hemos llamado sociedad, regida con sus reglas (las cuales no comprendo del todo pero bueno), y con múltiples formas de expresión. No es justificar, ya que las corridas de toros es algo a lo que no soy aficionado. Tampoco  es algo a lo que me dedicaría. 

Es decir, los que practican la tauromaquia no creen que estén haciendo un daño a un animal o a un ecosistema. Ellos creen firmemente que están haciendo arte. Por su parte los que los que están en contra argumentan que están matando a un animal, (cosa con la que estoy de acuerdo). Pero entonces me viene a la cabeza una pregunta.

¿Todas esas personas que están en contra de que se mate al toro en las corridas son vegetarianas? Realmente no lo sé, pero en lo que a mi respecta no lo soy y estoy en contra de la matanza de los animales  en las corridas. Sé que tal vez estés diciendo “Hey ¿Cómo es eso, no te gusta que los maten pero te los comes?” A lo que me refiero es que se trata de un matadero injustificado por contraparte el hambre es una necesidad fisiológica.

Por otra parte esta la del arte, ¿Es arte? Sí también lo es. Cuando menos para las personas que están dentro él,  y que dedican sus vidas inmersas dentro del nivel de significados que la práctica representa para ellos, en otras palabras menos intelectualoides;  desde su perspectiva representa algo muy especial , Y entonces  cuando entramos a un espacio del que muchos no se han puesto a pensar demasiado; el de los significados.

Partiendo desde la perspectiva de lo que  aborda este blog (el sentido para los despistados). Es una construcción simbólica realmente muy fuerte. Contra ella no hay una fórmula establecida para incidir de manera directa. Ya que se trata de un proceso complicado en el que hay que generar nuevas formas de significaciones, a partir de la discusión y la convergencia de sentidos. Entonces pues, en vez de decir que mis argumentos son los mejores simplemente por que son mis argumentos. Habría que darse a la tarea de construir un nivel de diálogo en el que todos puedan exponer sus argumentos. Ya que no se trata de convencer, sino de converger.  En la medida en que comprendemos más de la creación de sentidos, cambiamos nuestra percepción del mundo pero no por ello nuestros ideales. 

En conclusión.  Esta será una de la s muchas discusiones que seguirán por un tiempo en las mesas de debate y de opinión pública y ya sabrá Dios quién tiene la razón… y miren que no estoy tan seguro de que la sepa.