Hace mucho que no presto mi voz en un comentario cotidiano,
pero no por ello voy a desaprovechar el tiempo esta vez. Y es que ha sido un
año difícil, uno del cual hablaremos en otra ocasión. Lo único importante es lo
que siento que debo decir en esta entrada.
Lo que acontece está más o menos así. De unos meses para acá
mi año ha mejorado. ¿Por qué? En
realidad no puedo explicarlo del todo (y no me conviene explicarlo). El punto
es que a estas alturas debo decir que me he dado a la tarea de conocer a muchas
personas con las que en un principio no creí alguna vez convivir, y las cuales
terminaron demostrándome cosas muy interesantes.
Pero bueno me estoy desviando un poco del tema que quería
tratar. El tema que quiero tratar esta vez es el de la navidad. Si esa fecha
alocadamente cara en la que se incita a la gente a comprar cosas que tal vez no
necesite pero que puedan servir como un buen regalo. Una de esas fechas en la
que de la nada todo el mundo empieza a confesarse y a disculparse por errores
pasados. Esa fecha en lo que lo importante es la familia.
Y ya llegados a estas fechas, uno empieza a cuestionarse lo
más importante: ¿Qué me regalarán este año? Y es que no me dejarán mentir. Por
más o menos consumista que seas, siempre existe esa incertidumbre de saber cuál
será tu próximo regalo. Y es que desde que somos niños se nos ha inculcado que
lo importante no es la familia, sino los
regalos.
Yo recuerdo cuando era un pequeñín y “Santa Claus” me traía mis juguetitos. Y aunque mis padres dijeran que lo importante
era la familia, siempre había alguien que se quejaba por el intercambio de
regalos, nunca falta el trol que no regala cosas de la misma “calidad” que los
demás y que termina enfadando a alguien.
Otras cosas de la que me acuerdo, son de las típicas fiestas
de fin de año de las escuelas. Sí esas en las que te daban el manjar exquisito de Tamal con
pastel y espagueti. Un platillo sólo consumible y antojable en una fiesta
infantil, de la primaria o de la secundaria. ¿A poco no sentir lo dulce del
pastel de tres leches, con lo salado del pastel y el toque de ajo del espagueti
(sí, sabe muchísimo mejor de lo que suena) no estaba bien rico?
Y ni que decir de las
confesiones estúpidas de fin de año, esas en las que uno iba corriendo por qué
pensaba en los milagros de navidad… Así
que ibas como imbécil a decirle al chavo/a que te gusta, precisamente eso. ¡Que
te gusta! Esperando 1 de 3 cosas.
·
La
primera: Que se riera de ti indefinidamente y te dijera que no.
·
La
segunda: Que te dijera que sí (porqué en fechas vísperas de navidad así como en
el 14 de febrero, el día de los reyes, el día de tú cumpleaños y demás fechas estúpidamente
supersticiosas). Todo puede pasar.
·
La
tercera: Que no contestara o que te dijera que no, pero como se iban todos de
vacaciones tal vez se le olvidaría y todo estaría normal en enero; cuando todos volvieran de clases.
Sí, sé que se lee estúpido, pero
muchos de nosotros lo hemos pensado o hemos conocido a alguien que lo ha hecho
o lo ha pensado.
En fin, para ya no hacer
tanto escándalo, me despido con eso
esperando que les haya sacado una sonrisa o cuando menos les haya entretenido
un rato. No se olviden de seguir pasando por este blog, seguiré posteando
cuentos, reflexiones, crónicas, pensamientos y más post de estos. y aprovecharé
estas vacaciones para ponerme al día con más posts de secciones como “Te
acuerdas de..” o “películas para ver” además de una que otra recomendación. Por
lo pronto me despido deseándoles que pasen un día bien chido.
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