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Mostrando entradas de enero, 2017

El hombre de los nombres: Fugu.

“Era un día de invierno..” A partir de esa frase la anécdota que me contó nos pareció tan humana y tan increíble. Como era habitual, había llegado a su celda pasadas las 11 de la mañana. Siempre tenía el mismo ritual, despertaba a las 7 y salía a correr una o dos horas, me preparaba el desayuno al volver y después de tomarme una ducha emprendía el viaje de no menos de 40 minutos.  Mi madre confiaba poco en mí, era normal. Desde niño me había acostumbrado a la poca confianza que depositaba en todo lo que hacía. Pero es de esperarse ¿Qué clase de persona deja el un trabajo cómo médico cirujano después de 15 años con el único objetivo de escribir un libro? Sea como fuere estaba ahí, sentado de frente a aquel que la gente llamaba El hombre de los nombres.  Mi misión era recopilar esas historias; cuando lo ves de pies a cabeza lo primero que se viene a la cabeza es una pregunta ¿Por qué?   Una que al parecer tenía poco o nula respuesta para él.  Y cuando lo hacía lo único que l

Alarma Onírica.

No soy una persona de sueños. Más bien, no soy una persona que recuerde sus sueños. Hoy dormí 5 horas. Lo habitual si hubiese sido un desvelo  por jugar videojuegos o que tuviera algún compromiso por la mañana. En vez de eso escribo esto frente al monitor, me he tomado las vitaminas de todos los días y venido directamente al ordenador.  Mientras bajaba mi time lime de Facebook, el miedo me asaltó. Soy una mala persona, siempre lo he sido. “Hay peores que tú”, suele decir un amigo muy querido.  A menudo concuerdo con él, pero tan poca empatía y mucha antipatía me hace sentir raro. Nunca hubiera creído que un evento que sientes tan lejano de pronto te toca.  Hace apenas unos meses encontraba lo hermoso en aquel contacto que cuidaba de su ser querido, el acto de amor más desinteresado que he visto en mi vida. Cuidar de alguien que ni siquiera sabes si volverá para verte, para reír contigo. Y aun así mantener esa esperanza de que en algún día ella despierte. A veces entre las

La importancia de ser uno mismo.

"Estás destinado a hacer algo importante"… Esas eran las palabras que mi madre solía repetir con ahínco cada vez que nos encontrábamos en una cena familiar de carácter significativo.  Crecí en un hogar ameno donde mis decisiones eran respetadas aunque no compartidas; me costó un poco entender que mis opiniones no eran bien recibidas pero que serían escuchadas. Era una cosa rara de la que pocas personas pueden experimentar, sobre todo en su niñez. A la edad de 15 años decidí que lo que yo quería hacer era arte, no sabía cómo, ni dónde pero sabía que lo sea a lo que me dedicase tenía que ser algo relacionado con producir sentimientos con mi trabajo. Lo que sea era bueno; pensaba en un principio. Que sientan odio, repulsión, que se apenen de mi trabajo. Lo que les venga en gana pero que lo vean y que les produzca algo. Pronto aprendí que los sentimientos más difíciles de producir a nivel artístico son los de risa y los de miedo.  Por alguna extraña razón la vid