Un buen día hincado entre la eternidad del manto. Atlas reflexionaba acerca de su gran labor. Llevar el cielo en sus hombros durante eones le había cansado. Se había sentido humillado cuando el gran Zeus le castigo con semejante tarea. A menudo pensaba en el día en el que, por fin, se librara de tan pesada tarea y fuera libre.
La última vez que estuvo libre Hércules cargaba el manto mientras el hijo de Japeto y Climene visitaba a sus hijas en el Jardín de las Hespérides con el objetivo de encontrar las manzanas doradas y obsequiárselas al buen Hércules. Fue en ese instante cuando presa de la libertad especuló acerca de su futuro; con astucia le pidió al buen mozo hijo de Zeus, que cargara el manto del cielo mientras él le entregaba personalmente los frutos al buen Euristeo, sin embargo el buen titán fue timado por el semidios y pronto se vio esclavizado nuevamente a cargar con el cielo.
Nadie sabe si fueron 20 o 30 eones, los otros dioses dicen que fueron más de 50. Y como suele ocurrir con los chismes la verdad se exagera hasta que se vuelve mito, aunque dentro de sí traiga algo de verdad con él.
Unos dicen que tropezó, otros que simplemente arrojó el cielo hacia arriba y le dejó caer, la verdad es que al caer, el cielo rajó el suelo, poco a poco cedió por el excesivo peso del manto estrellado. Se hizo un agujero y empezó a filtrarse todo lo que había en él.
Animales y ríos, fueron arrastrados por la corriente del vacío que se formó, las montañas, los árboles y el desierto se mezclaron en un raro color indescriptible, los humanos fueron reducidos a cenizas, a huesos o a bolsas de sangre. Todos habían sido tomados por sorpresa.
En esa misma época una guerra de dos tiranos era librada con el absurdo pretexto de haber insultado al perro de uno de aquellos reyes. Los conceptos humanos y la historia de la humanidad se colaron en cuestión de segundos: recuerdos,amores, desamores, odios, empatías. Todo lo que existía en el mundo, todas las reglas humanas, todos los prejuicios, todos los conceptos y herramientas que el hombre pudiera crear se desvanecieron en la nada. Al final Atlas habiendo cumplido con su ultima voluntad, acomodó el cuerpo y saltó hacia el vacío.
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