Desde que tengo uso de razón, los videojuegos han sido parte de mi vida, cuando tenía de 5 a 7 años toqué por primera un control de la entonces Nintendo Entertaiment System, aquel mando cuadrado con una cruceta y dos botones de acción B y A. Mi pequeño ser con apenas conciencia de lo que acontecía a su alrededor había quedado impactado por los kilobytes de información que se mostraban en pantalla, en la gran televisión de perilla se reproducían las aventuras de un pequeño fontanero, que por algún motivo tenía que recorrer ocho mundos en busca de su gran amor, una princesa que siempre se encontraba en otro castillo. En ese entonces no lo sabía, pero me había tocado nacer y conocer el segundo gran boom de los videojuegos, ese que permitió que la industria creciera hasta nuestros días, donde los gráficos son cada vez más realistas. A partir de entonces viví grandes momentos frente al televisor, salvando al mundo de un cataclismo, defendiendo al planeta de demonios infernales y ...
Entrelazó los dedos con de sus manos con un movimiento que denotaba sutileza. Poco a poco fue deslizando con vehemencia hasta concretar la toma de sus manos. Se enjugó los labios y los acercó lentamente hacia el cuerpo de su compañero, seguía con la mirada los pequeños puntos negros que estaban distribuidos a lo largo de su cuello. Comenzó a contarlos. Llegó hasta el trece, quiso continuar, pero algo se lo impidió: – Perdí la cuenta- Dijo ella. Se arregló el pelo con un movimiento sutil de manos y comenzó de nuevo justo como la primera vez; hundió suavemente sus labios en la boca de él, fueron más de 5 segundos, se desprendió, tomo aire y después de arremeter con calma sobre su cuello, le mordió los labios. Creyó escuchar un pequeño quejido. - – Lo siento. – murmuró. Los dedos de ambos dejaron de entrelazarse, ella se colocó encima de él y una vez ahí comenzó a desnudarse con una sonrisa de complicidad. Deslizó la blusa por su t...