Sentado en un interminable silencio propiciado por el pensamiento complejo que se utiliza al articular la palabra. Mientras ella piensa; tú piensas. Ambos piensan de maneras distintas... Ella se pierde entre la complejidad y lo complejo que puede ser descifrar lo que haz dicho. Tú en cambio te ves sumergido, añorando aquellos ojos avellana que tienes en frente.
Dices que estás distraído y te escudas en una excusa para no quedar tan mal. La realidad es que esos ojos han golpeado en tú alma y poco poco van haciendo estragos en ti. Intentas pensar en opciones nuevas para generar platica pero te ves incapaz. Es entonces cuando le hechas la culpa a una pésima noche en vela, en realidad no puedes, más bien no quieres. pensar en otra cosa que no sean esos ojos que arrancan suspiros. Las ventanas del alma están tan cerca y asustan, lo que puedes descubrir es tan impactante que reaccionas con miedo un miedo que paraliza, y aunque estás seguro que será lo más cercano que estarás de ellas, no te atreves a cerrar el ciclo.
Haces un movimiento rápido, para que no sospeche nada, vuelves la mirada y esperas atentamente a que se distraiga, entre pláticas banales transcurre el deseo provocado por unos ojos que remiten pureza, miras el delgado cuello y la piel color canela que te eriza la piel. De algún modo le temes a lo que pudiera ocurrir.
Por un momento piensas en la implosión total del universo, en una pregunta tan simple de la cuál las únicas respuestas son Sí, No y No sé. Y de las cuales la única que no convence del todo es la que evidentemente deja más dudas. Repasas la historia en tu cabeza y te preguntas si te ha sucedido antes, de pronto una voz irrumpe el pensamiento.
A la voz de "¿Te pasa algo?" reaccionas con un gesto extraño, comienzas a pensar en algo que decir, pero sólo alcanzas a expresarte con un "Nada". Termina tu turno y repites el proceso de perderte en los ojos de aquella chica. Cada turno , en el que ella habla, es un viaje fascinante ante una mente inexplorada y confusa. Extrañamente es aquella confusión y misterio lo que te dirige a pensar más acerca de ello.
¿Recuerdas aquello de qué los ojos son las ventanas del alma? Bueno , lo son. Pero hasta para ver por la ventana debes librarte de todo obstáculo que te obstruya la vista Es inútil intentar ver por la ventana cuando tiene una cortina colocada así por el dueño.
Buscas desahogo en unas cuantas líneas que expresas a través de un escrito con la esperanza de que alguien más pueda proyectarse, en realidad no es nada más que una simple observación de la naturaleza de la realidad. Una realidad que se ve caótica y en la que se superponen las banalidades de la vida que dan significado a todo y nada. Una naturaleza que nos hace ver lo complejo que puede ser el compartir unos minutos en compañía de unos ojos que matan.
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