¿Es la felicidad una quimera
que engaña los sentidos, un estado de paz interior que es perdurable, tanto
como para poder vivir toda una vida, o es sólo una forma utópica para jactarse de
ser superior?
En occidente suele
confundirse la felicidad con una meta a la que se llega a través de la posesión
de algo o de alguien, y puede llegar a ser algo tan efímero o ambiguo como la
corona de Miss Universo. En Oriente, la felicidad se concibe como una cualidad de
armonía interna que permite desarrollar un sentimiento de bienestar perdurable.
No es una alegría ocasionada por algo que sucede afuera. Sin embargo, la
mentalidad oriental siempre nos llega enmarañada y oculta, de modo que sus
fórmulas para alcanzar ese estado resultan incomprensibles.
¿Por qué complicarnos la vida buscando ser felices
al modo como no lo oferta Occidente, o peor aún, como lo plantea Oriente,
meditando arduamente en si necesitamos serlo para trascender? Al final siempre
llegaremos a una parte inconclusa que pretende explicar algo que es incomprensible. Para qué perder el tiempo pensando en cómo
ser felices: es algo complejo y complicado que nos sacará canas verdes y que
además siempre será muy difícil de adquirir.
Es por eso que, para evitarnos quemar neuronas
y tantos conflictos existenciales, me
permito escribir este manual, ya que ser infeliz en estos tiempos es mucho
más fácil y además está de moda. Con este
manual no sólo descubrirás qué estás haciendo bien, sino que te dirá cómo
puedes cambiarlo hasta convertirlo en algo que puedas comprender con tal
facilidad que su lectura únicamente confirmará lo experto que ya eres.
A. La vida es imponerse
Deja atrás aquellos días
cuando escuchabas al prójimo; comprender nunca te ha llevado a nada en
concreto; en el fondo, sabes que las cosas se hacen de una única forma, la
tuya. Pensar diferente y aceptar lo que
los demás dicen es parte de una debilidad; sé imperativo. Ejerce influencia en
los demás y no hagas caso de teorías y fundamentos baratos, pues lo único que
buscan es el pleno diálogo que tarde o temprano será un debate contigo mismo
hasta el punto de separarte de tus ideales. Simplemente ignora al otro; pero
disfruta, sé elegante, conviene hacer como si lo escucharas.
B. Siempre daña tú primero
Somos violentos; luego
entonces, no hay que esperar el golpe… Siempre que puedas, lastima; así
demostraras tú mandato. A fin de cuentas, y como dice Darwin, la vida es
evolución; el más hábil se adapta. Has caso omiso ante gritos, reclamos y sufrimiento,
eso es para inadaptados. En este mundo de genes, sobrevive el que posee las características necesarias y
la inteligencia, así que imponte siempre que puedas, incluso a pesar de tus
genes. ¿Acaso el estúpido abogaducho indio, ese tal Ghandi, no terminó muerto
por practicar, en viva carne, la no violencia? Así que ya sabes, vive, sálvate, y con esta guía
operativa encontrarás muy fácil tu infeliz pero asegurado camino.
C. ¿Dar, para qué, si debo recibir?
Las obras caritativas
alientan al otro a ser flojo. Si tu trabajo te ha costado, lo que posees debe
ser para goce tuyo. Así es, tú pasas un largo día en la oficina, quemándote las
pestañas, anexando expedientes, resanando los errores de tus inútiles
subalternos y soportando, con todo, los regaños de tus nunca satisfechos
superiores, simplemente para lograr algo de comer, mientras alguien más está
sentadote, extendiendo la mano, en la segura espera de que le den una moneda
que, seguramente, ni utilizará para comer. Es difícil pensar que este tipo de
personas que no nos aportan nada, puedan aspirar a ser alguien de verdad. Sin
embargo, hablando de ti, mira a la pobre Madre Teresa; a lo largo de 50 años
prestó sus hombros para secar las lágrimas de los enfermos de Calcuta, ¿y qué
consiguió a cambio? Aparentemente, nada productivo, pero casi casi se vuelve loca
de sólo pensar si en verdad lo que hacía era lo correcto, porque día y noche le
taladraba el cerebro aquel dicho de “el pobre es pobre porque quiere”. No
imagino lo extremo que fue su ejercicio de discernimiento, menos allí, entre
las minas de África, perdón, que están en África. ¿Ese tormento quieres?
Piénsalo porque se te puede cumplir un gran deseo.
D. Amigos ¿qué es eso?
Sólo hay un sentido en esta
vida, el de vivir para uno mismo. Abandona todo lo que pueda perjudicarte y
céntrate en ti. Especialmente en casos de terremoto, devaluación, arrasamiento
de la tierra, hambruna, guerra y huracán, la única contingencia qué atender
eres tú, aunque sé que lo harás de mala gana. Porque todo pasa en este mundo,
pero no tus necesidades vitales, como respirar y beber agua, para las cuales sólo
te necesitas a ti mismo. ¿Los “amigos”?; gente metiche que, para empezar, únicamente
quiere saber más cosas de ti para salvarte, pero sólo porque no tiene otras
mejores qué hacer. Los llamados amigos deberían ocuparse de su vida, como tú,
que nunca recuerdas la fecha de sus cumpleaños. No es necesario convencerte de
que todos nos damos abrazos y besos hasta que aparecen las contingencias. Y
entonces, las traiciones, Por ejemplo, ahí tienes a Judas. Pero no vayamos tan
a prisa. Sólo toma en cuenta lo importante que resulta llegar a pensar que
nunca seremos perdonados. Porque con ese pensamiento, podrías cortar de un tajo
el estado de infelicidad que tan fácil y cotidianamente procuras.
E. Lo material, ah, esa cosa
Cuánta infelicidad
obtendrías si abandonaras los momentos familiares. Decídete ya. Dedícale tiempo
a tus preferidos placeres, tus autos, tu Xbox, tus colecciones, tu ropa y las
mil aventuras mundanas que ofrece el cuerpo de tus deseos. Regocíjate ante esta
oportunidad, aunque te dé flojera siquiera decidir por dónde comenzar. La vida
es corta y hay que abandonarse a la desgracia que conlleva el haber encarnado.
El ascetismo sólo es un tímido modo de afrontar todo lo que encubre la
realidad. Tú cuida mucho que al dinero no se le ocurra venir y hacer tu
felicidad, mejor permite que la compre hecha.
F. No te preocupes por ser congruente
Yo no entiendo eso de la
teoría del caos ni me preocupa tanto que la humanidad sea el cáncer del
universo. Tener coherencia entre lo que
haces y lo que dices, déjaselo a los científicos, actúa como quieras actuar, si
tienes que mentir, miente; si tienes que fingir, finge. Las cosas se te
facilitarán muchísimo. Qué importa si ayer no te gustaba el rojo pero hoy lo
adoras, qué importa si ayer para ligarte a alguien no tenías pareja y ahora la
tienes. Y entonces menos importa que estés en contra del maltrato animal y le
des un puntapié a la pareja con tus zapatos de piel. Sí, tú lo sabes muy bien,
lo importante es el presente, ya nadie tiene más referencia de ti que la que se
esfuma en esta cibercultura. Vive ya en el planeta virtual donde tendrás
mascotas y amores virtuales: deja que el desorden invada tus células.
En una sociedad tan ocupada
de sí misma, simplemente porque quiere estarlo, a ¿cuántos realmente les
importa desadaptarse para hacer algo por los demás? La infelicidad es lo que
está in; Dios, si pudiese, se uniría a ella sin pensarlo, porque con ella no
necesita profetas; es el elemento mágico de la naturaleza humana en la que
hemos estado inmersos desde tiempos inmemoriales. Esa de la que ni Buda, Jesús,
Zeus, Odín o inclusive Gokú pueden salvarnos.
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