De las cosas más controvertidas
de las que hay que hablar es la espiritualidad. Por qué se presenta en tan
diversos modos, que nos lleva a replantearnos varios aspectos de nuestra vida.
No me refiero a seguir una religión como tal. Sino a seguir un estilo de vida,
una filosofía; la de la acción y no la de las palabras, que éstas últimas
quedan en el aire.
Este tipo de tema es del que se
nos dificulta hablar, ¿Por qué? Tal vez esa es la pregunta que debemos
resolver. Se trata de una introspección a uno mismo, muy difícil de realizar,
simplemente por qué no somos realistas, desconocemos nuestros errores y creemos
vivir comprendiendo las acciones de la vida, cuando a veces, no nos preocupamos
por comprender nuestras propias acciones como individuos y cómo es que éstas
afectan a otras personas.
Pero volviendo un poco al tema
religioso con el que solemos confundir la espiritualidad, la mayoría de la gente que he conocido (y por
ende no puedo generalizar) y que tiende a defender a capa y espada su religión;
cae en unas acciones desagradables, desde el punto de vista de este servidor
claro está, que me hacen pensar acerca
de la concepción de Dios. Es decir, respeto las creencias de los demás, pero he
pensado últimamente en lo injustos que somos con Dios y lo poco satisfactorios
y el poco crédito que nos damos a nosotros mismos.
¿Quién no ha escuchado? Gracias a
Dios tengo que comer, Gracias a Dios tengo trabajo y un largo etc… Digo no es
estar en contra de Dios, pero cuando tienes una visión diferente de lo que es Dios. Y cuando empiezas a buscarle
sentidos a la vida, te sorprendes de lo tan diferente y de lo tan movido que es
el mundo, no todos jalamos parejo, como se dijera en el argot popular, cada
quien jala pa’ su lado. Y ¿Dónde queda el esfuerzo por trabajar, por
desempeñarse profesionalmente y superarse como ser humano? Parece que todo se lo dejamos a Dios, y éste
tiene una chamba gigantesca en una gran computadora, como si jugase a Los Sims
pero con más de 6 mil millones de personajes. Pero lo bueno de que la chamba la
haga Dios, es que, si algo sale mal es su culpa. Como
si no hubiese forma de borrar dicho error o enmendarlo y en lugar de siquiera
intentar resolverlo, nos quejamos.
Toda esta situación me recuerda
un chiste que alguien me contó una vez.
Se trata de un señor que iba a la
iglesia a pedirle al santo patrono que por favor se ganara la lotería, el señor
iba todos los días y pedía siempre lo mismo; hasta que un día el santo harto de
escuchar sus plegarias se le apareció y le dijo:
-Sí tanto quieres ganarte la
lotería, empieza por comprarte un boleto-
¿Cómo ven? ¿Cómo se espera que
nos ayuden, y hablo de cualquier persona, si
no nos ayudamos a nosotros mismos? La base de estar bien
espiritualmente, independientemente de nuestras creencias religiosas, es estar
bien primero con nosotros mismos, hacernos responsables de nuestras acciones,
reconocer lo que hacemos bien y con mayor razón, empeñarnos en inspeccionar lo
que hacemos mal; para poder mejorar.
Quizá les resulte difícil al principio,
pero en la medida en que logramos reconocer nuestros defectos, mejoramos como
individuos. Además todo este rollo no se trata de convencer, se trata de hacer
comunes nuestras experiencias, comunicar, entendernos y si se puede, enriquecernos con la gama de
posibilidades que abre esto a nuevas formas de expresión y de entendimiento.
No
crean que un día amanecí y dije voy a ser Deísta; tuve un largo proceso de
aceptación de mis creencias en las que investigué principios y fundamentos de
muchísimas religiones, y ninguna me convenció.
Se me hacía difícil pensar en un Dios que nos quiere pero al que debemos
temer. Un Dios que nos ama a todos pero que no admite a los que son diferentes,
un Dios que debe estar harto de la gente que se confiesa y que 2 horas después
se encuentra haciendo lo que no debería hacer.
He de admitir que este escrito ha
está influenciado por lo que pienso, eso es inevitable e irrefutable, como
Deísta creo en Dios, pero sólo como un organizador, cómo un creador, todo lo
demás está en nuestras manos, las relaciones, el trabajo, el estudio, la
superación, el conocimiento, los errores y demás cosas que se encuentran en
esta vida tan estúpidamente compleja y
complicada. Además, se me dificulta pensar que hay alguien que ya ha decidido
por mí, es por ello que no me gusta la política, y en cierto sentido pensar
como lo que he descrito en líneas anteriores, me hace idear una forma en la que
la palabra destino no cabe en mi vocabulario, o más bien adquiere otro
significado, le doy otro sentido. Y es que de eso se trata la vida, de
sentidos, de comprenderlos de hacerlos nuestros y de aprender de ellos para
poder entender a los demás.
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