-¿Has pensado en lo mucho que te quería?.
- Eso no puedo saberlo.
- ¿Cómo no? Si es más que obvio.
- ¿Estás completamente seguro de qué es así?
- ¿De qué otra forma habría sido?
- Eso no puedo saberlo.
- ¿Cómo no? Si es más que obvio.
- ¿Estás completamente seguro de qué es así?
- ¿De qué otra forma habría sido?
La calle 21 con Amistad estaba desierta, eran poco más de las 2 am. La luna era llena y, como pocas veces en la ciudad, el cielo estrellado podía verse desde la calle poco iluminada.
Perdido entre aceras maltrechas y la poca iluminación, Jairo deambulaba entre sus penas. Un fuerte hedor etílico se desprendía de él.
Entre murmuros se desprendían pequeñas palabras al azar que sólo eran comprensibles para él.
-¡Mmmica!...
El dolor de los recuerdos le carcomía la piel, y los sentidos se le desprendieron desde aquel instante en el que su relación con Mónica había perecido, llevándose tras de sí recuerdos inolvidables y trayendo a su vez un sentimiento inexplicable de culpa.
Mientras intentaba caminar por la calle tropezó y cayó de bruces al suelo, intentó incorporarse pero no lo logró. Una vez en el suelo vio acercarse a un hombre prolijo, trajeado, con corbata de moño y zapatos bien lustrados.
- ¿Todo bien amigo?
- S...i... Sí - Dijo mientras asentía con la cabeza.
- Déjame ayudarte- el hombre trajeado le ayudó a incorporarse - Dime ¿cómo se llamaba?
- Mó... Mónica...
- ¿y qué fue lo que pasó?
- Qué fui un imbécil.
- Como todos en algún momento de la vida mi amigo. ¿Pero cuál es el inconveniente?
- Que ya no está, que se fue. Que en las noches me despierto pidiéndola a gritos, que la recuerdo a todas horas, me tortura, me carcome. Y lo único que puedo hacer cuando llegan esos momentos es esperar a no enloquecer. Me duele en lo más profundo...
-enmudeció por un instante, luego prosiguió - comenzó a alejarse poco a poco y cuando me di cuenta ya no pude alcanzarla.
- S...i... Sí - Dijo mientras asentía con la cabeza.
- Déjame ayudarte- el hombre trajeado le ayudó a incorporarse - Dime ¿cómo se llamaba?
- Mó... Mónica...
- ¿y qué fue lo que pasó?
- Qué fui un imbécil.
- Como todos en algún momento de la vida mi amigo. ¿Pero cuál es el inconveniente?
- Que ya no está, que se fue. Que en las noches me despierto pidiéndola a gritos, que la recuerdo a todas horas, me tortura, me carcome. Y lo único que puedo hacer cuando llegan esos momentos es esperar a no enloquecer. Me duele en lo más profundo...
-enmudeció por un instante, luego prosiguió - comenzó a alejarse poco a poco y cuando me di cuenta ya no pude alcanzarla.
Se me perdió entre las responsabilidades, se me perdió entre el trabajo, se me perdió...- Sollozó.
- ¿Si no te importa, podrías contarme más?
- No hay mucho que contar, te lo he dicho todo ya. Me he sincerado.
- Hay algo que no termino de comprender caballero- dijo el señor del traje- usted está devastado de eso no hay duda. Pero lamentarse ahora que está muerta no solucionará nada.
- ¿Si no te importa, podrías contarme más?
- No hay mucho que contar, te lo he dicho todo ya. Me he sincerado.
- Hay algo que no termino de comprender caballero- dijo el señor del traje- usted está devastado de eso no hay duda. Pero lamentarse ahora que está muerta no solucionará nada.
Las palabras de aquel hombre penetraron como balas en los oídos de Jairo...
- ¿Cómo sabes que está muerta?
- Tú me lo dijiste. - expresó el hombre desconocido con un aire de confianza -
- ¿Yo, cuándo?
- Bueno, te encontré en la calle sumido en la tristeza de un amor que se fue, cualquiera podría pensar que se trata de una pareja que terminó, pero alguien con mi ojo experto puede deducir que ella se partió al más allá... Que te sientes culpable por no haberle dado eso que siempre quizo.
- No puedo creer que puedas deducir todo esto con una simple observación.
- Es una especie de Don que he adquirido a lo largo de la vida. Pero volviendo al tema, no debes preocuparte hombre, lidiar con una persona que muere siempre ha sido difícil. Pero que tampoco se trata de irse de bar en bar acabándose el vino y las cervezas con el único afán de olvidar. En cuanto empieces a comprender que esas cosas suceden en la vida y que a veces son inevitables, caes en cuenta que es es natural y que no solo te pasa a ti, sino a muchas personas. Ánimo.
- Creo que tienes razón, pero tampoco es fácil superar una crisis como esta... Nos íbamos a casar, teníamos todo listo y de pronto llega un imbécil en un carro se vuela un alto y se estrella contra nuestro auto.
- Bueno hombre, y entonces ¿por qué te culpas? digo no hubo nada que pudieras hacer en ese momento para salvarla. No deberías sentirte mal. Es más podrías ser tu el que estuviera muerto, ¿has pensado siquiera en eso?
- Pues la verdad es que no.
- Piénsalo entonces. Eres afortunado de estar vivo...
- Gracias... Supongo
- Bueno, me alegra haber ayudado en algo ¿Es mucho pedir que me dejes el celular?
- Tú me lo dijiste. - expresó el hombre desconocido con un aire de confianza -
- ¿Yo, cuándo?
- Bueno, te encontré en la calle sumido en la tristeza de un amor que se fue, cualquiera podría pensar que se trata de una pareja que terminó, pero alguien con mi ojo experto puede deducir que ella se partió al más allá... Que te sientes culpable por no haberle dado eso que siempre quizo.
- No puedo creer que puedas deducir todo esto con una simple observación.
- Es una especie de Don que he adquirido a lo largo de la vida. Pero volviendo al tema, no debes preocuparte hombre, lidiar con una persona que muere siempre ha sido difícil. Pero que tampoco se trata de irse de bar en bar acabándose el vino y las cervezas con el único afán de olvidar. En cuanto empieces a comprender que esas cosas suceden en la vida y que a veces son inevitables, caes en cuenta que es es natural y que no solo te pasa a ti, sino a muchas personas. Ánimo.
- Creo que tienes razón, pero tampoco es fácil superar una crisis como esta... Nos íbamos a casar, teníamos todo listo y de pronto llega un imbécil en un carro se vuela un alto y se estrella contra nuestro auto.
- Bueno hombre, y entonces ¿por qué te culpas? digo no hubo nada que pudieras hacer en ese momento para salvarla. No deberías sentirte mal. Es más podrías ser tu el que estuviera muerto, ¿has pensado siquiera en eso?
- Pues la verdad es que no.
- Piénsalo entonces. Eres afortunado de estar vivo...
- Gracias... Supongo
- Bueno, me alegra haber ayudado en algo ¿Es mucho pedir que me dejes el celular?
Jarro, pareció no haber entendido...
-¿Perdón?
- Sí, el celular, y la cartera, oh también el reloj y aquel anillo- el hombre trajeado, metió las manos dentro de su saco buscando algo, de ahí saco una 9mm-
Mira si algo me ha enseñado la vida es que en ocasiones nos da nuevas oportunidades y nos pone en situaciones poco comunes, como esta creo que lo menos que puedes perder es el celular y algunos objetos de valor...
- Sí, el celular, y la cartera, oh también el reloj y aquel anillo- el hombre trajeado, metió las manos dentro de su saco buscando algo, de ahí saco una 9mm-
Mira si algo me ha enseñado la vida es que en ocasiones nos da nuevas oportunidades y nos pone en situaciones poco comunes, como esta creo que lo menos que puedes perder es el celular y algunos objetos de valor...
Entre la confusión y con sumo cuidado Jairo terminó entregando una a una sus pertenencias, mientras intentaba asimilar lo que estaba pasando.
El hombre del traje iba guardando en los bolsillos los objetos con la mano izquierda, mientras mantenía con la derecha la pistola con la mira hacia el pecho de Jairo. Una vez hubo terminado le dedicó unas últimas palabras.
- Recuerda, lo más importante es mantenerse vivo.
Y diciendo esto se marchó desapareció entre las sombras de la noche, como si se lo hubiese tragado la tierra.
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