La melancolía invade el alma, mientras el vaivén del viento susurra su nombre. Se pierde entre los recuerdos causados por una mala noche de alcohol y las penas del corazón que siempre ha tenido. Mira la hora, ya es demasiado tarde, algunos dirán que es demasiado temprano. Como él siempre dice, todo depende de como lo miras, no hay vaso medio lleno o medio vacío, sólo hay un vaso... Es de lo único que está seguro.
Vuelve la vista hacia al cielo intentando comprender el por qué de sus actos, le parece imposible que hasta hace sólo unos minutos estuviese preocupado por no poder escribir, en cambio se ha ido a sentar bajo esa palmera; la vista es inmejorable y sólo un cometa o una lluvia de estrellas la mejorarían, aún así siente que le falta algo. Respira hondo y piensa para sí "Qué bonito, Octubre y no he escrito nada". A decir verdad, siempre le ha parecido curioso la inspiración repentina producida por las moscas en la comida, las pláticas de camión y del helado de guanábana. Piensa un poco más profundo y se pierde en la inmensidad de esa cosa que algunos llama inspiración.
Crea mil historias posibles en su cabeza, pero ninguna de ser digna de contar o más bien, ninguna que él quiera compartir. Recuerda a la chica delgada de melena negra y ojos avellana, esa musa a la que le ha dedicado grandes escritos, pero es inútil. Tal vez debería tomarse unas vacaciones. Enseguida recuerda estar plagado de tareas, un artículo que escribir, una historia que contar, un vacío por llenar y una ausencia que extrañar.
Entre tantas cosas, ¿cómo se ha dado tiempo de descansar? A lo mejor piensa dejarlo para después, o simplemente busca un respiro, una bocanada de aire simbólica que se ve interrumpida por la incapacidad para respirar. Se ha dado cuenta que no ha respirado en mucho tiempo, es casi un mes... En realidad está a 3 días de que se cumpla el mes, y entonces ha salido a sentarse junto a la palmera de 25 años, en una noche estrellada, bajo la luna llena y se recrimina por no poder hacerlo con frecuencia. Por un momento se pierde entre el susurro del viento del norte, esta vez se dice en voz alta "Vamos, sólo un poco más"...
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