- ¿ Papá cómo es allá afuera?
- ¿ A qué viene tan repentina pregunta?
- Sólo tengo curiosidad -
El padre pasaba las manos incesantemente por un libro que había tomado de su librero, cerró el libro y lo colocó de nuevo en el librero, cogió el bastón que tenía junto a él y se dirigió a la mesa del comedor. Su hijo un chiquillo de 10 años y de apariencia enjuta pero sana, comía un sándwich de jamón. El hombre, de complexión gruesa y de casi unos dos metros de altura, cogió una silla y se sentó junto él.
- ¿Cómo te imaginas que es?...
- No lo sé....
- Y por eso quieres que te lo explique... Bien, ahí afuera , en lugares que ni yo conozco, existen unas tierras que se extienden por arriba de tu cabeza, o incluso de la mía... Son como paredes de piedra que se alzan del suelo y que tienen formas que serían difíciles de explicar, pero no son planas ni son redondas, son una mezcla de ambas, a menudo son más grandes que las paredes de las casas; a esas tierras les llaman montañas...
-¿Sabes que sonido hacen?
El niño dio una mordida a su sándwich y espero con impaciencia la respuesta de su padre. Él se rascó la cabeza mientras intentaba pensar en una respuesta adecuada para el chiquillo.
- Los sonidos en la montaña son bastante diferentes a los de aquí de la ciudad, no existen los autos, y los pájaros vuelan por todo el lugar, cantando... Los olores también son diferentes, ahí no se percibe el olor de los escapes de los autos, ni de los cigarrillos. El aire sopla tan fuerte que te revuelve el cabello y desacomoda las ropas...
- ¿Y cómo es el clima?...
- En las montañas hace mucho frío, mientras más alto está un lugar siempre hay más frío...
- ¿Por qué?
- En realidad, no lo sé, siempre ha sido así.
La curiosidad del niño se había despertado, en la mente de aquel infante recorrieron preguntas de todo tipo, quería conocer cómo era el mundo de allá fuera y no desperdiciaría nada de tiempo. Había tanta emoción y tantas cosas que preguntar; presa de la ansiedad pronunció las primeras palabras que se le vinieron a la mente.
- ¿Y qué hay de las playas?
- Las playas por el contrario, son un lugar dónde hace mucho calor, se puede sentir el sol en la piel pero se compensa por la brisa del mar y el olor a arena mojada, que suele ser bastante amigable.
- ¿Cómo cuando llueve?
- No, tiene un aroma distinto. Debe ser por la sal del agua de mar.
- ¿ Del mar? ¿Cómo es el mar papá?
- El mar es como una alfombra de agua gigantesca. Es tan grande que no puedes tocar el fondo con los pies; es por eso que hay que aprender a nadar, sino uno puede morir ahogado.
- ¿Y los animales?
Dijo el niño mientras masticaba el sándwich
- En el mar hay muchos animales pero ninguno puede verse a simple vista, todos están en el fondo del mar, existen peces, cangrejos, langostas, camarones, tiburones, medusas, calamares, pulpos. Y muchos otros que aún no han sido descubiertos.
- ¿Por qué nadie ha podido llegar hasta el fondo para verlos?
- Si, exactamente por eso.
El sándwich había desaparecido por completo del plato y engullido por la garganta de aquel enjuto niño.
- ¿Ya has terminado?
El padre se levantó con cuidado, tomó su bastón y el plato.
- También hay otras cosas como los bosques o la tundra, pero esas te las contaré en otra ocasión...
El niño se levantó de su asiento, una sonrisa se dibujo en su cara robicunda, la evidente alegría de aquel relato le había puesto en marcha la mente justo antes de dormir.
-Buenas noches, Papá.
- Buenas noches, Hijo.
El padre se acercó al librero y cogió aquel libro de cubierta de piel que había estado leyendo antes, palpó con suavidad las hojas y sonrió para sí. Entre las células de su piel pudo percibir las siguientes palabras...
" ... Ahí afuera , en lugares que ni yo conozco, existen unas tierras que se extienden por arriba de tu cabeza..."
Comentarios
Publicar un comentario