El viento sopla, el agua cae, nada del otro mundo y mucho menos fuera de lugar. Las condiciones del clima nunca han sido importantes, cuando menos no para él. Camina por la estrecha acera junto a la calle principal, abajo el agua ha cubierto el asfaldo, a simple vista pareciera que no existe nada más que agua sucia.
Se vuelve para ver a la gente que se guarda tras el portal de una vieja tienda de helados, le extraña que la gente le tenga tanto miedo a mojarse, si no fuese por el hecho de que trae documentos importantes, no para él sino para la sociedad, poco le importaría empaparse. Siempre ha considerado la lluvia como rejuvenecedora, cómo si un poco de esa agua que cae del cielo le diera fuerzas para olvidarse de todo aquello que le parece ilógico o estúpido en la sociedad.
Cruza la calle ante algunas miradas inquisitorias, como si por algún momento el tocar esa agua produjera una especie de enfermedad terminal, recorre la pequeña placita. Frente a él un par de palomas emprenden el vuelo. A veces se dice a sí mismo en voz baja "¿Cómo es que sigues vivo?"
Recuerda poco a poco por qué prefiere estar solo, baja la marcha. Siente el agua cayendo por el cabello, se pasa la mano para acomodárselo. Camina más lento aún, sus zapatos han quedado manchados; como siempre poco importa.
Camina por la acera, una voz penetrante sale de entre los escondrijos de la ciudad... "A 5 pesos el Nylon" siempre ha tenido la curiosidad de saber de donde salen estas personas, algún día lo descubrirá... Pero hoy no es ese día. Dobla a la izquierda por callejón, el agua cae más a prisa. Levanta la mirada el cabello le cae en la cara, vuelve a acomodarse el cabello.
Por fin llega a casa, se cambia de ropa. Se acuesta en el sofá, ahora piensa para sí, se pierde un momento entre las aguas de sus recuerdos y de sus razones; aún no comprende porque la gente prefiere no caminar bajo la lluvia.
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