La casa estaba en silencio, el corredor hecho un desmán. Las paredes desprendían un olor a madera vieja y estaban chamuscadas. Dentro. El humo era denso, había estado despierto todo el tiempo ¿Cómo no pude percatarme que la casa se incendiaba? Me increpé. No, respondí, si me había dado cuenta. Era solo que quería que pasara de este modo. Ahora tenía que salir de aquel lugar. El corazón me palpitaba, los músculos se me tensaron, apenas podía respirar. Las llamas ya alcanzaban la habitación contigua, minutos antes, el vecino del 22 había venido por mí. Gritó con todas sus fuerzas, pero yo no me moví, volvió a gritar y justo cuando había decidido entrar a por mi. Desistió, me estaba mirando a los ojos. Lo que vio le asustó, parecía ser que disfrutaba. Yo estaba sentado en medio del cuarto, las llamas empezaban a consumir la cortina vieja, esa que tenia frutas como decoración. Miraba con estupor las llamas, tenia la cara serena. El vecino bajó, desapareció, yo seguía ahí c...